La irrupción de las redes sociales ha supuesto un cambio en la vida de muchas personas y también de profesiones, para bien o para mal. Os voy a contar la experiencia tanto de un periodista como la de un fotógrafo de boda, ambos de diferente forma se han visto salpicados por este boom.
El periódico de papel es uno de los medios de comunicación con más ha decaído con la llegada de las redes sociales (hablé de esto en este post), una forma diferente de enterárse de las últimas novedades y de forma instantánea que ha hecho que algunos periódicos desaparezcan y otros muchos hayan tenido que reducir el número de trabajadores, dejando unas redacciones muy dependientes de lo que les generan las agencias.
Esto ha provocado un seísmo en la vida de los periodistas. Pero no hay mal que por bien no venga, los más rápidos han reconstruído su panorama laboral y han abierto nuevos horizones siendo las redes sociales su principal aliado para trabajar en puesto como Community Manager o redactor de contenidos, labores en las que se adapta bastante su formación.
En el caso de los fotógrafos, y en particular lo de boda, el efecto ha sido más negativo. Mi amigo me ha contado que hay ya novios que están optando por no realizar el típico book de boda pasando a que sean sus propios amigos los que retraten el evento a través de las redes sociales y generando un hashtag para seguir todo, y más en concreto con Instagram, una app en la que cada actualización es una fotografía o vídeo.
Lo de los periódicos en parte puedo llegar a entenderlo porque es un renovarse o morir, pero en este caso las fotografías de una boda no. Estamos hablando de que la diferencia de calidad de cualquier imagen realizada desde un móvil a la de una cámara utilizada por un profesional es muy grande, por no hablar de que luego a la hora de imprimirlas y plasmarla en una foto para cualquier recuerdo como un marco, no van a quedar bien.
Estamos empezando a perder la esencia de parte de nuestras vidas por ahorrarnos unos euros o ir de modernos, no le damos el valor suficiente a aspectos cruciales de nuestras vidas y que seguramente cuando lo veamos con perspectiva dentro de unos años más nos llevaremos las manos a la cabeza por las barbaridades que hemos, o bueno han, hecho.
No se que pensaréis al respecto. Yo estoy de acuerdo en que hay que renovarse, que hay que estar a la última para aprovechar al máximo la tecnología porque al fin y al cabo nos facilita la vida, pero no en que esa tecnología sirva para arruinar a otras personas, para que se queden sin trabajo profesiones de las que viven muchas familias.
Y he querido coger estos 2 casos por no meterme en asuntos más turbios como la música, el cine o los libros, de los que darían para hablar varios artículos.